Marta

Víctor Juan

 

 

 

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Reseña de Marta en Aragón literario. «Quizás el argumento de Marta sea peligrosamente típico: el reencuentro, treinta años después, con el primer amor de juventud. El pasado idealizado, el primer sentimiento puro y su rescoldo -candente aún- enfrentándose al presente imperfecto y su corteza lunar. La ruleta de la vida y sus imperfecciones e insatisfacciones; su tedio; contra la deflagración y la materialización del recuerdo perfecto. La rutina y su lluvia ácida frente a un revulsivo, un contraveneno, el antídoto más eficaz.
La historia no es original; entonces, ¿dónde está la diferencia?» [
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Más de la presentación en Caspe

 

Novelas y recuerdos (Producciones Cuatro Esquinas, Barceló&Serrano)

El bibliófilo y polifacético José Luis Melero y el pedagogo y escritor Víctor Juan deleitaron en Caspe. El primero presentó dos novelas del segundo: "Marta" y "Por escribir sus nombres". El acto estuvo organizado por los Amigos del Castillo. "Marta" (reencuentro de dos antiguos novios que llevan tres décadas sin verse) fue calificada como "poética y delicada". "Por escribir sus nombres" (cuya estela argumental se enmarca en la Guerra Civil) es un volumen "de gran intensidad dramática" y de imprescindible lectura para nosotros, los caspolinos, porque algunos de sus capítulos discurren en nuestras calles; además, "una característica fundamental recorre el libro de arriba a abajo: la emoción".
      Víctor Juan, que dirige el Museo Pedagógico de Aragón (está en Huesca, si no lo conoce corra a verlo), pasó la mejor parte de su infancia en la Ciudad del Compromiso. En media hora charla sintetizó, como nadie lo ha hecho hasta ahora, el aliento íntimo y cotidiano del Caspe de los sesenta. Hilvanó recuerdos personales de un zagal de la Balsa que se alegraba de perder el tren cuando tenía que regresar a Zaragoza, vencido el verano. "Caspe fue el territorio en el que yo fui niño"... y entre los recuerdos de aquella época figuran en lugar de privilegio sus tardes de pesca con Julio, el barbero que vendía chucherías en la placeta Heredia: "Nos acompañaba su perra; se llamaba Linda y no dudaba en zambullirse en el agua para traernos el pez que acababa de picar en el anzuelo". Víctor Juan "hubiera matado" por ser caballo en la partida de ajedrez viviente de la plaza, pero se conformó con el papel de peón, que fue el que le asignó Agapito Fortuño. De niño, en Caspe, también descubrió el valor de la palabra, "que es lo que nos hace verdaderamente humanos".
      Todos le agradeceríamos a Víctor Juan que se animase a recoger por escrito su amasijo de recuerdos. Los Amigos del Castillo volverían a acertar si se lo pidiesen, y harían diana si consiguieran la autorización para publicarlos.

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24 de junio de 2010

Texto de la Presentación de Marta, por Pepe Melero

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 vídeos de la presentación de Marta en la librería «Los portadores de sueños»

 

21 de junio de 2010

Miguel Mena. Ayer estuve en «A vivir Aragón», el programa de Miguel Mena en Radio Zaragoza / Cadena Ser para hablar de Marta. Lo paso muy bien cuando voy al programa de Miguel Mena, pero ayer fui particularmente feliz porque había preparado para mí varias sorpresas. Primero seleccionó dos fragmentos de la novela y le pidió a Juanjo Hernández que los leyera con esa voz suya de rapsoda clásico. Luego puso una canción de Sandro Giacobbe, una canción que posiblemente escucharan Marta Santos y Javier Vidal, los protagonistas de Marta. Finalmente llamó en directo a Elena García, la farmacéutica de Ansó porque Marta regentó durante quince años esa farmacia.

Gracias, Miguel. Muchas gracias.

Audio de la entrevista

 

 

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 Las historias no han de transcurrir necesariamente en Chicago, Londres, Venecia, Sugapur o San Francisco. Mis historias –como mi vida– transcurren en Zaragoza y por eso los personajes de  Marta caminan por la calle Alfonso, por la plaza de San Felipe, se citan en la fuente de la pareja del paraguas del Paseo de la Constitución o pasean con su perro por el parque Pignatelli…

Antes de ser una novela, Marta fue un cuento de nueve mil cuatrocientas setenta y dos palabras que hice imprimir y encuadernar en diciembre de 2007 para celebrar el cumpleaños de mi amigo José Luis Melero. Creí que ese iba a ser el final de esta historia, pero Marta Santos y Javier Vidal, los personajes de esta novela, ya estaban ahí, tenían una identidad y enseguida me pidieron más. Marta y Javier querían explicarse, contarse, amarse. Y yo les dejé crecer.

Marta, es la historia del reencuentro de dos personas –Marta Santos y Javier Vidal– que se amaron con el amor de la primera vez. Después de encontrarse casual y fugazmente tras treinta años sin verse, Marta y Javier, repasan lo que ha sido su vida, reflexionan sobre quiénes son, sobre cómo han llegado a ser quienes son y cómo querían haber sido.

En Marta me he permitido hacer un guiño a Por escribir sus nombres. Aparezco en Marta como Hitchcock aparecía fugazmente en sus películas. Aparezco en Marta para reírme de mí mismo.

 

«Dobló la calle Fuenclara y se plantó ante el escaparate de la librería Alejandría. Abrió la puerta y se dejó poseer por el olor del papel y la tinta. Quería llevarle un regalo a Marta y un libro era lo más apropiado. No se entretuvo en los más vendidos, ni en las memorias de políticos, ni en las últimas obras escritas por personajes que salían en televisión. Pasó de largo de las pilas de libros de las novedades de las grandes editoriales. Miró los volúmenes que se ordenaban alfabéticamente en la sección «narrativa aragonesa». Cerró los ojos, pasó el dedo índice de izquierda a derecha por los lomos de los libros de los estantes al tiempo que recitaba marcando cada sílaba «Un soneto me manda hacer Violante…». Al terminar el poema se detuvo en uno de los libros, abrió los ojos y leyó Por escribir sus nombres. No conocía el libro y, desde luego, no conocía al autor que tenía nombre de cantante de boleros. En la solapa había un breve resumen de la novela. «…una historia de amor y compromiso… sostenida durante dos guerras…». Bien. El azar había dictado su propia sentencia. "Seguro que a Marta le encantará –se dijo–. Si no es así, podrá regalárselo a algún cliente insomne"».